El arte de ser un foodie: cómo fotografiar comida para Instagram

Nos encanta la fotografía de comida. Compartir de una forma artística lo que vamos a degustar. Confieso que tengo debilidad por este tipo de imágenes. La creatividad y la apetitosidad que transmiten imágenes realizadas desde un ‘simple’ móvil. Por ello he estado consultando a expertos. Y ahora quiero hacerte partícipe de estos consejos para potenciar la fotografía gastronómica desde nuestros propios teléfonos.

Comer con los ojos. Entiéndase la expresión: es la importancia de lo visual. Desconozco si a ti te ocurre, pero una buena foto de un plato sirve para que me apetezca probarlo. Con la aparición de las Redes Sociales y los smartphones es muy sencillo fotografiar comida y compartir. Pero obtener buenas imágenes es la parte que más tenemos que cuidar. La creatividad es la parte subjetiva de todo esto y es en la que me enfoco hoy.

Abro mi cuaderno donde tengo escrito en tinta los consejos que he recibido para destacar en lo digital. Bello contraste. La luz, la escena, el estado de los alimentos, los filtros… Todo para que seas un foodie en Instagram. Apetecible, ¿verdad?

LA LUZ: MEJOR NATURAL

Como en muchos aspectos de esta vida, mejor lo natural. Si usas el flash obtendrás reflejos y texturas no deseadas, así como un posible cambio en los colores. Así que, a falta de herramientas profesionales de iluminación, ubícate en un lugar que no sea oscuro. Los móviles, en condiciones de poca luz, no son aún no más fiable.

En este sentido, los colores también son importantes. Busca el contraste. Y no solo en la comida, también en el plato y el resto de elementos, como la propia mesa, el mantel o la servilleta. Eso sí, sencillez y realismo.

Muchos elementos restarán protagonismo a la comida. No quieres eso, ¿verdad? Por eso también debes dominar la escena. ¿El mantel arrugado o el borde del plato manchado? No, por favor. Queremos transmitir atractivo gastronómico. Cuida el lado premium. Aunque es cierto que en ocasiones hay belleza en los ‘descuidos’, como semillas o ramas de plantas caídas en la mesa.

¿CUÁL ES EL MEJOR ÁNGULO?

No hay una respuesta fija. Imagina conmigo: tenemos ya la escena, la luz adecuada y los colores bien elegidos. ¿Ahora? Fácil. Prueba diferentes ángulos. Haz varias fotografías cenitales girando el plato o moviendo algunos elementos buscando simetría. Después haz lo mismo con imágenes más frontales. ¿Cuál queda mejor? Ya te anticipo que una hamburguesa en una foto desde arriba no.

TRUCOS QUE TE AYUDARÁN

El comportamiento de los usuarios en Redes Sociales no es matemático. Hay cosas que sin saber muy bien por qué logran más likes. Uno de estos elementos sorpresas son los boles. Un bol, aplicando el resto de consejos, es un gran aliado. Gusta más. Eso es así.

Algo que aumenta el deseo de dar un bocado a la pantalla son esas imágenes en las que está ocurriendo algo: el aceite de oliva bañando la ensalada, la yema de huevo cayendo por una hamburguesa, una bola de helado deshaciéndose… Si tienes oportunidad, juega con esto también.

Otro truco que he aprendido es que si vamos a fotografiar un plato caliente que se ha quedado frío y reseco puedes utilizar aceite de oliva (bendito producto) para darle un aspecto más jugoso. La opción del microondas, si tienes oportunidad, también ayuda.

NO A LOS FILTROS, SÍ A LA EDICIÓN

Si buscas esa versión foodie de tus imágenes no dejes a los filtros predefinidos que ponga la guinda al pastel. Instagram, en este caso, tiene sus propias herramientas de edición. Busca, una vez más lo natural. No hay que forzar la saturación de los colores o el contraste. Trabajar uno a uno los diferentes valores te permiten un mayor control que usando esos filtros.

Hoy, tanto tú como yo, hemos aprendido que la fotografía es una forma de saborear la comida. Aunque lo cierto es que lo mejor de todo es, después de inmortalizar el plato, dejarse cautivar a través del sentido del gusto. El deleite de la comida está en el paladar y afortunadamente eso será siempre así… al menos hasta que nos terminemos el plato.